¿Qué dice la Segunda Comunicación Nacional en Cambio Climático de Venezuela? Alejandro Luy

 

En la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la Comunicación Nacional es el principal mecanismo de reporte que tienen los países miembros para presentar al mundo sus avances en la implementación de la Convención, incluyendo las acciones de mitigación y adaptación, así como los procesos divulgativos y educativos asociados.

A finales de 2017 y por ser país signatario de la Convención, Venezuela presentó la Segunda Comunicación Nacional en Cambio Climático (SCNCC) que según se manifiesta en el documento “muestra el compromiso y la voluntad del Gobierno Bolivariano de Venezuela, en cuanto a la necesidad planteada por las autoridades del Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas (Minea), de divulgar ampliamente el conocimiento del tema del cambio climático en el país”.

Revisamos el resumen ejecutivo de la SCNCC y de allí extrajimos algunos elementos importantes para ser analizados en el contexto de la publicación y lo que esta significa en el compromiso del país con el cambio climático.

Un primer aspecto a considerar es el tiempo que se tomó la elaboración de la SCNCC.  La Primera Comunicación de Cambio Climático de Venezuela fue publicada en 2005, por lo que debieron transcurrir 12 años para que se presentara esta nueva comunicación, aun cuando en diversas oportunidades las autoridades ambientales anunciaban su elaboración.

Lo anterior es especialmente notable porque la publicación frecuente de este documento es uno de los compromisos que tienen los países firmantes de la Convención.  Así, México ha presentado 6 comunicaciones, mientras que Argentina, Chile, Colombia y Ecuador ya han presentado 3, y Bolivia ha elaborado dos, pero ya trabaja en la tercera.

Un segundo elemento está relacionado con la fecha del inventario de emisiones de gases de efecto invernadero, la raíz de este tipo de documentos, que se presenta en la comunicación. La Primera Comunicación partía del inventario de emisiones realizado en 1999, y esta Segunda Comunicación refiere los datos a 2010.  Por tanto, estamos viendo “la fotografía” tomada hace siete años atrás, y con ella nos estamos mostrando al mundo y prevemos tomar acciones.  Para hacer una analogía, es como si a Ud. le hubieran hecho un perfil sanguíneo hace 7 años, y con ese dato procedieran a medicarlo en el día de hoy.  Lógicamente esto se interpreta como una debilidad al momento del análisis, especialmente para Venezuela que ha sufrido cambios significativos en temas como la producción agrícola y pecuaria, consumo energético, pérdida de superficie boscosa, producción petrolera al menos en los últimos 5 años.

Con esos datos, la SCNCC informa que a la emisión global del año 2010, estimada en 49.500.000 Gg CO2, la contribución de Venezuela fue de 0,49% (243.380 Gg CO2eq), “lo que la coloca dentro de la categoría de países de baja emisión, tanto a nivel global como regional”, aun cuando reconoce las emisiones totales del país aumentaron “en 37% en comparación al año 1999”.

En contraposición deja en claro que “en términos per cápita la emisión nacional se encuentra por encima de la media global”.  Según la SCNCC la emisión per cápita en Venezuela es de 8,44 Mg de CO2eq, mientras que la media global es de 7,14 Mg CO2eq.  Lo que no se menciona en la comunicación es que según la Emission Database for Global Atmospheric Research (EDGAR), para 2010, Venezuela tenía la emisión per cápita más alta de América Latina, y la tercera del continente americano sólo superada por Canadá y Estados Unidos de América.

Muy significativos para el análisis son las últimas dos secciones del resúmen ejecutivo.  En la sección Obstáculos y necesidades específicas derivadas de la elaboración de la comunicación, se mencionan “algunas variables que inciden significativamente en las acciones que debe tomar el Estado venezolano para enfrentar el cambio climático, tanto en la eficiencia como en la eficacia de esas acciones”.

Al respecto señalan que “la preparación del Inventario de Gases de Efecto Invernadero, los análisis de vulnerabilidad para algunos sectores específicos priorizados en la presente comunicación, así como la identificación de acciones y medidas de adaptación y mitigación al cambio climático, permitieron evidenciar que se presentan importantes barreras en  aspectos relacionadas con la institucionalidad, la frecuencia en la elaboración de los inventarios y demás reportes, la disponibilidad de información, las capacidades técnicas nacionales y formación de recursos humanos, los recursos metodológicos y tecnológicos y el financiamiento nacional”.

Creo acertado decir que la expectativa de quienes nos preocupamos por el tema de Cambio Climático en Venezuela, es que surjan propuestas concretas y haya la apertura necesaria hacia todos los sectores del país (universidades, organizaciones no gubernamentales, sector privado) para romper dichas “barreras”.

Por último, en la sección Necesidades determinadas, la SCNCC señala que “se hace necesario impulsar y avanzar hacia la creación de una instancia nacional formal con competencia y funciones en la gestión del cambio climático, que articule las acciones de mitigación y adaptación desde el ejecutivo y comprometiendo todos los niveles de Gobierno, así como al sector privado”.

Además, establece que “es necesaria la formulación de una Estrategia Nacional sobre el Cambio Climático y un Plan Nacional de Medidas de Adaptación y Mitigación”.

Ese conjunto de necesidades y sugerencias no causa ninguna sorpresa porque todas ellas han sido expresadas durante mucho tiempo por especialistas en diversos eventos y artículos, y es parte de las obligaciones del país como consecuencia de su participación en la Convención marco.

Esperamos que, a pesar de las observaciones a la SCNCC, se atienda con celeridad las necesidades expuestas y que las soluciones surjan de una convocatoria plural, no ideologizada,  a especialistas miembros de la academia y de la sociedad civil, así como distintos sectores productivos privados de Venezuela.

 

Alejandro Luy

PS:  El Portal de Desarrollo Sustentable está abierto a recibir aportes sobre el análisis de la Segunda Comunicación Nacional sobre Cambio Climático.  Lo interesados por escribir a info@tierraviva.org

«Imaginar el futuro de la tribu da miedo”: la epidemia de VIH que diezma a una etnia indígena latinoamericana

La epidemia de VIH está avanzando. Foto cortesía: Jacobus de Waard

Hay una comunidad de la etnia warao en la que ya no hay hombres. Todos murieron. Y las mujeres del grupo que sobreviven, están aisladas. Nadie quiere casarse con ellas. Creen que les cayó una brujería.
Por Karenina Velandia
Pero lo que ocurrió tiene una explicación perfectamente científica.
Los hombres de la tribu warao, localizada mayormente en el este de Venezuela, en la desembocadura del río Orinoco —uno de los más importantes de América del Sur y de los más caudalosos del mundo— fallecieron a causa del VIH.
“Tiene una prevalencia del 10% en algunas comunidades.Hay comunidades pequeñas en las que casi todos los hombres que tienen entre 16 y 23 años sufren de VIH”, indica el doctor holandés Jacobus de Waard, del Instituto de Biomedicina de la Universidad Central de Venezuela, quien ha tratado a los warao desde 1993.
Para algunos, ese porcentaje podría parecer menor, pero no lo es.
La prevalencia del virus en Venezuela es de 0,6%, de acuerdo a las cifras de ONUSIDA, el organismo de Naciones Unidas cuyo objetivo es controlar la propagación de la enfermedad.
El hecho de que la presencia del virus entre los indígenas supere el número de personas que viven con VIH en el país, hace que la situación se catalogue como una epidemia.
Y considerando que los warao tienen menos de 50.000 integrantes (según los datos de un censo realizado en 2011 por el Instituto Nacional de Estadística), los efectos pueden ser devastadores.
“Es una situación alarmante por su magnitud. La prevalencia es muy elevada, similar a la que se vio en África al inicio de la epidemia en ese continente. Además, se ha transmitido con mucha rapidez”, le dice a BBC Mundo Flor Pujol, directora del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y una de las coordinadoras de un estudio acerca del caso de los warao.
Y añade: “También es una situación excepcional porque siendo el VIH una enfermedad ‘importada’, nunca ha sido una condición que afecte a las poblaciones autóctonas latinoamericanas”.
Muerte muy rápida
El tipo de VIH que circula entre los warao tiene una peculiaridad: el virus se transforma en sida con rapidez y ocasiona la muerte del paciente en un período de tiempo corto.
“La mayoría de las infecciones por VIH empiezan como R5, y a medida que la enfermedad transcurre, el virus se transforma en X4, muy lentamente. Esa variante es mucho más agresiva, por lo que el estado de inmunodeficiencia se alcanza con mayor rapidez”, le explica a BBC Mundo Héctor Rangel, biólogo del IVIC, quien también participó en la investigación.
“El 90% de los warao —prosigue Rangel— tiene el X4 y eso no es común, ni en América Latina ni el resto del mundo”.
De Waard dice que la expectativa de vida de los indígenas de la tribu con VIH puede ser de dos años.
La cepa de VIH que afecta a los indígenas es muy agresiva. La cepa que afecta a la etnia, además, es diferente a la que circula entre el resto de la población venezolana.
“Tampoco se encuentra en el Caribe ni en Guyana. Sabemos que el brote empezó en la comunidad de Guayo, en el delta del Orinoco, pero desconocemos su origen. Las cepas parecen filipinas, pero no tenemos certeza. Por el río pasan muchos barcos, quizás se introdujo de esa manera”, señala De Waard.
La importancia de los “tidawinas”
Otra característica de la epidemia es que afecta desproporcionadamente a los hombres.
“En algunas comunidades hasta un 35% de la población adulta masculina está infectada. En lo que respecta a las mujeres, hay casos en los que apenas se llega al 2%”, comenta Pujol.
Un elemento que permite explicar esta disparidad se encuentra en el papel que juega la homosexualidad y la bisexualidad en la cultura warao, según coinciden los científicos que han estudiado el tema.
“Es común que individuos transgénero hombre a mujer (tidawinas en warao) tengan actividad sexual con hombres diariamente en algunas comunidades.
Algunos antropólogos opinan que los transgénero se consideran como ‘esposas’ secundarias”, refiere un estudio publicado en la revista de la Sociedad Internacional de SIDA en 2013 (*).
Un factor adicional que complica la presencia del VIH entre los indígenas es la tuberculosis. Es una enfermedad con alta prevalencia y de larga data entre los miembros de la etnia, lo que los hace más vulnerables. Y ambas condiciones se potencian cuando coexisten en el organismo.
Crisis absoluta
La falta de tratamientos con antirretrovirales para controlar el avance y el contagio del VIH también es un elemento que ha permitido que la epidemia se siga propagando.
El sistema de salud en Venezuela atraviesa una crisis que se ha agravado con el paso de los años, lo que ha hecho que la escasez de medicamentos sea una constante. La Federación Farmacéutica Venezolana calcula que hay problemas con 85% de los productos.
“En este momento hay un desabastecimiento grave de 24 antirretroviralesy hay fallas con 20 más. La última compra de medicamentos para el VIH hecha por el Ministerio de Salud fue en enero de 2017″, le dice a BBC Mundo Regina López, directora de Onusida en Venezuela.
López explica que hay un plan de acción para tratar la situación de los warao que incluye una campaña educativa con el objetivo de prevenir el contagio, considerando la cosmovisión de la etnia.
Creen, por ejemplo, que el “daño” viene del aire y entra a través de la boca. El otro aspecto de la estrategia es la atención médica de la población con VIH.
“Si este plan se hubiera realizado hace un par de años, probablemente la población afectada con VIH en este momento sería menor. Hemos avanzado con lo que podemos, pero hasta que no se adquieran los antirretrovirales, no se pueden iniciar los tratamientos. Lamentablemente no sabemos cuándo se podrán adquirir”, concluye López.
Y es que con un tratamiento adecuado, el riesgo de contagio del VIH es mínimo, no llega al 1%.
Llegar al fin del mundo
Un factor adicional en la ya complicada situación de los warao es el difícil acceso a la zona en la que viven.
Para llegar al lugar hay que navegar durante ocho horas en una lancha rápida, una vez que se llega a la capital del estado Delta Amacuro, en donde se encuentra el delta del Orinoco. La distancia entre esta zona y Caracas es de más de 700 kilómetros.
Hay que considerar, además, otras complicaciones generadas por la crisis económica que atraviesa Venezuela: conseguir combustible es una odisea, los motores de las lanchas son bienes preciados porque no se consiguen en el país o son demasiado caros, así que suelen “desaparecer”. La inseguridad también hace que el viaje sea un riesgo.
BBC Mundo contactó al Ministerio para el Poder Popular de los Pueblos Indígenas, pero al momento de la publicación de esta nota, no había tenido respuesta.
“Sabemos que la enfermedad se está esparciendo, pero desconocemos la dimensión de la epidemia. No tenemos una cifra de muertos, pero en una de nuestras últimas visitas, la mitad de los warao que habíamos diagnosticado con VIH en una comunidad, ya había muerto”, indica De Waard.
Y concluye: “Imaginar el futuro de la tribu da miedo. El número de sus integrantes disminuirá considerablemente. Y un escenario posible sería que desaparecieran”.
Lo que ya está ocurriendo es que muchos están muriendo. Sin duda.
(*) HIV-1 Epidemia en los indios warao de Venezuela: procesos inmunológicos y evolucionarios en virus y patrones epidemiológicos. Julián Villalba y otros, 2013.
Fuente:  BBC Mundo

¡Se acabaron las bolsas! ¿Ahora cómo botamos la basura?

La preocupación corre como pólvora luego de que muchos comercios y cadenas de supermercados de Venezuela establecieron acciones en torno a las bolsas plásticas: no entregarán más con la compra o las cobrarán.

¡¡¡No puede ser!!! ¿Qué vamos a hacer con la basura de nuestros hogares?  Ya le vamos a decir, pero primero entendamos que…

1.  Tenemos un mal sistema de gestión de basura (sin separación en origen, con poca promoción de reciclaje), lo cual es responsabilidad del Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, y los Gobiernos locales, es decir los alcaldes.

2.  Por más de 40 años, los comercios acostumbraron a los ciudadanos a “regalarle” (sin restricciones) bolsas plásticas de un solo uso para llevar las compras a casa.  Algunas acciones emprendidas en los últimos años son escasas, tímidas e incompletas.

3.  Entonces estamos acostumbrados a botar la basura, principalmente, en las bolsas plásticas que obteníamos en el supermercado, y

4.  Hay muchos tipos de bolsas, no solo las “del supermercado”, y cada una puede ser usada para distintos fines.

Esta nueva situación nos obliga a adaptarnos particularmente para que la basura no se convierta en una amenaza contra la salud en nuestro hogar, el edificio o la comunidad donde habitamos, mientras disminuimos el consumo de bolsas plásticas.  Para ello Fundación Tierra Viva te da estas sugerencias.

1.  Si vives en edificio NUNCA BOTES directamente la basura por los ductos.  Eso generará la presencia de más insectos (moscas, cucarachas, chiripas) y es una amenaza para la higiene de tu vivienda.

2.  Usa bolsas de papel para botar las conchas secas de frutas y verduras.

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3. Usa las bolsas de plásticos pequeñas para – primero – congelar los restos de carne, pellejo, grasa.  Este desecho congelado y en bolsa puedes ponerlo en bolsas más grandes, junto a otros residuos, o tirarlo por el ducto.

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4.  Para lo anterior también puedes usar las bolsas de granos, harinas, azúcar u otros alimentos.

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5.  Las botellas de plástico con tapa llévalas limpias a centros de reciclaje.  Si no es posible, no las incorpores a las bolsas (ocupan mucho volumen).  También puedes usarlas para botar basura; no será una bolsa, pero es un envase dónde puedes meter huesos, papel, y también aceite usado, entre otras cosas.

6.  Usa las bolsas más grandes para otros residuos como latas, platos de anime o plástico, pequeñas cajas (bien dobladas), papel de oficina, papel celofán.  En general para las cosas que no se descomponen y eventualmente también las conchas secas de las frutas y verduras.  Eso permitirá que las use durante más tiempo.

7.  Por último, si esto no es suficiente para adaptarte, tendrás que comprar tus bolsas para basura y darle el mejor uso.  Recuerda que la salud es lo primero.

En Fundación Tierra Viva estamos claros de que usar bolsas plásticas NO ES, definitivamente, NO ES, un mecanismo con el que debería contar el país que desee promover el modelo de desarrollo sustentable.  Por eso hemos promovido desde 2012 la reducción del uso de bolsas plásticas como una medida muy importante por su impacto ambiental, social y económico.

Pero en este momento, cada uno de nosotros debe hacer algo para que no empeoren las condiciones de recolección de la basura por el bien de nuestra salud, la de nuestros hijos, nietos y vecinos.

Si te parecen útiles estas recomendaciones, compártela entre tus amigos y vecinos, e infórmate por nuestras cuentas @TierraVivaVzla y @miciudadrecicla en Twitter e Instagram.

Aquí puedes descargar las recomendaciones para que las imprimas y las coloques en tu condomio

Se acabaron las bolsas PARA IMPRIMIR

 

Una oportunidad para el desarrollo sustentable del sector comercio en Venezuela

¿Qué mueve a una empresa a cambiar la manera de operar su negocio? Son múltiples las variables que logran generar transformaciones dentro de las empresas, y la mayoría de ellas vinculadas a factores externos, fuera de control, sobre los cuales hay que desarrollar mecanismos de adaptación.  Cambios de legislación, problemas en los suministros, tendencias mundiales o demandas ciudadanas, entre otra, presionan para modificar viejas y tradicionales prácticas.  También la economía es una de esas variables.

En medio de la situación económica de Venezuela uno de los mensajes que se ha extendido en los comercios de alimentos y víveres  – incluyendo varias de las grandes cadenas de supermercados – está vinculado a las bolsas plásticas, objetos que en muchos ya no entregan o se cobran debido a su alto costo y su escasez.

El entorno adverso ha obligado a dueños de abastos y supermercados a tomar decisiones que alteran la costumbre de una relación con sus consumidores durante varias décadas, donde las bolsas plásticas nunca fueron un problema y la gratuidad junto al despilfarro fue la norma.

La decisión de regular la entrega de bolsas es tardía ya que desde 2013 los costos, la escasez e incluso la calidad eran problemas conocidos por las grandes cadenas de supermercados y farmacias.  La medida también es – desde el ámbito económico y ambiental – incompleta, ya que aún persisten prácticas lejanas al desarrollo sustentable.  Aunque suene sorprendente, en la Venezuela de hoy, hay cadenas de supermercados que venden frutas y verduras en platos de anime y envueltas con papel celofán.  Otras ofrecen bolsas plásticas gruesas y sin asas para acarrear esos productos desde el área de selección hasta la caja que es donde se realiza el pesado y se paga la mercancía.  Hasta hace poco en algunas farmacias obligaban a los clientes a llevarse todos los productos en una bolsa plástica sin importar el tamaño del mismo ni considerar la opinión del comprador.

Los plásticos, incluyendo las bolsas, constituyen una de las fuentes de contaminación más extendidas en la actualidad en todo el mundo y sus consecuencias económicas, sociales y ambientales han llevado a numerosos gobiernos y sectores privados a tomar acciones legislativas, ejecutivas y de gestión para minimizar su impacto.  El propio Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) lanzó en 2017 una campaña destinada a eliminar en el horizonte de 2022 las principales fuentes de basura marina incluyendo los plásticos de un solo uso (bolsas, envases y similares).

Así, hay suficientes y contundentes señales del entorno próximo y lejano para que los comercios en Venezuela tomen acciones importantes para comprometerse con una reducción significativa de los plásticos en su operación.  Lo anterior requiere de procesos de comunicación y educación apropiados, diseñados en función del entendimiento del consumidor, y no simplemente sustentados en frases o eslóganes “verdes” que suenan bien pero no dicen nada y mucho menos promueven cambios.

Una acción como esa tendrá beneficios, siendo los económicos los más evidentes a corto plazo.  Para corroborarlo basta con revisar los costos asociados a las bolsas plásticas, papel celofán, platos de plásticos o anime, y lo que su reducción o eliminación se traducirá en costos de operación que hoy, más que nunca, deben tratar de disminuir.  Habrá también beneficios sociales y ambientales; menos basura y contaminación.

Muchas veces en el sector privado se escucha que “la crisis es una oportunidad”.  No tengo duda de que en esta crisis económica, y justamente por ella, el sector comercio de Venezuela tiene una gran oportunidad para comprometerse con el desarrollo sustentable.  La acción está en sus manos.

Alejandro Luy

Caracas, 4 de enero de 2018

Nota:  La foto fue tomada en un establecimiento de una cadena de supermercados el 17 de diciembre de 2017